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Zurdok Posteado el 12 de julio de 2025

Emilio Aguinaldo, el hombre que independizó Filipinas y luego se arrepintió


Este general fue el principal líder del movimiento revolucionario filipino contra España, una lucha que obtuvo su victoria en 1898. Sin embargo, en entrevistas posteriores confesó su arrepentimiento.

Emilio Aguinaldo.

En el sudeste asiático, a más de 11.000 kilómetros de Madrid, se encuentra un archipiélago cuyo nombre remite a su propio pasado colonial: Filipinas se llama de tal forma en honor al príncipe Felipe, quien posteriormente se convirtió en el rey Felipe II de España. Esto no ha cambiado desde 1565, cuando se dio inicio a los más de 300 años de dominio del territorio por parte del Imperio español, el más poderoso y ambicioso de esa época.

Ahora ya han pasado otros 127 desde que Filipinas se independizó de España: histórica y popularmente se adjetiva el 1898 como "desastroso", ya que fue el año en que el país europeo perdió sus tres últimas colonias. Junto a la del Pacífico, las islas de Cuba y Puerto Rico se desprendieron también del yugo imperial y quedaron en manos de Estados Unidoscomo resultado de la guerra hispano-estadounidense.

¿Representó realmente un paso hacia la independencia? ¿Supuso este cambio una mejora tangible para los pueblos implicados, o fue el remedio peor que la enfermedad? Esta fue la mirada que adoptaron los corresponsales Guillermo Gómez Rivera y Luis María Anson, del periódico español ABC, en 1958 y 1962, cuando se sentaron frente a Emilio Aguinaldo, el general que lideró la independencia de Filipinas y que confesó al mundo: "Estoy arrepentido en buena parte por haberme levantado contra España".

Emilio Aguinaldo y su misión independentista
Nacido en Cavite el 22 de marzo de 1869, Emilio Aguinaldo fue el principal líder del movimiento revolucionario filipino contra España. Con solo 26 años, se integró al Katipunan, una especie de sociedad secreta fundada por Andrés Bonifacio que tenía como objetivoliberar Filipinas del dominio colonial español, para más tarde asumir el mando de la revolución.

El 14 de diciembre de 1897, Aguinaldo firmó el Pacto de Biak-na-Bató, por el cual accedió a exiliarse en Hong Kong a cambio de una indemnización y promesas de reformas por parte de España, las cuales nunca se materializaron. Así que, cuando estalló la guerra entre Estados Unidos y España un año más tarde, nuestro protagonista regresó a su país natal con armas y fondos adquiridos durante su exilio.
Frente a una multitud y bajo una bandera diseñada por él mismo, Aguinaldo hizo historia ese 12 de junio de 1898 al proclamar formalmente la independencia de Filipinas en Kawit. Fue un momento simbólico de gran carga emocional y política que no recibió reconocimiento internacional, pero que fue posible por la ayuda de Estados Unidos. Una ayuda. por supuesto, no desinteresada.

"Los norteamericanos nos traicionaron"
Aguinaldo estableció un gobierno revolucionario y fue nombrado presidente de la Primera República Filipina en enero de 1899. Su misión era clara: lograr una independencia real y duradera. Sin embargo, unos meses después, estalló la guerra filipino-estadounidense. ¿La razón? Estados Unidos, en realidad, no tenía intención de colaborar con establecer soberanía sobre el archipiélago, sino de abrir un nuevo período de dominio colonial del que él pudiese ser el principal benefactor.

El Tío Sam se hunde en el lodazal de la insurgencia filipina, personificada por Emilio Aguinaldo, que se resiste a ser rescatado. Caricatura publicada en un periódico estadounidense en abril de 1899.

Por esto, la Revolución continuó tras la independencia española y desencadenó un sangriento conflicto contra la nueva potencia colonial. En la obra Reseña verídica de la Revolución filipina, Aguinaldo expone su frustración por la negativa estadounidense de reconocer la independencia, describiendo una política imperialista que traicionó las esperanzas filipinas. Algo que también dejó muy claro en sus entrevistas al periódico ABC en 1958 y 1962: "Los norteamericanos nos traicionaron".

Para entonces, Filipinas ya era un país soberano —lo logró finalmente el 4 de julio de 1946—, y esto permitió a Emilio Aguinaldo, que ya tenía alrededor de 90 años, revisar con perspectiva el impacto de su lucha en la historia de su país.

En las entrevistas, de hecho, explicó que "cuando se celebraron los funerales en Manila del Rey Alfonso de España, yo me presenté en la catedral, para sorpresa de los españoles. Y me preguntaron por qué había venido a los funerales del Rey de España en contra del cual me alcé en rebelión. Y, les dije que sigue siendo mi Rey porque bajo España siempre fuimos súbditos o ciudadanos españoles, pero que ahora, bajo los Estados Unidos, somos tan solo un mercado de consumidores de sus exportaciones, cuando no parias". 

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